"Tu eres el verdadero amo de
las Reliquias de la Muerte."
Albus Dumbledore.
La muerte ha tocado tu puerta.
Tus días han llegado a su fin.
Así, ya no reconoces entre ellos,
La gloria o las pesadillas.
La vida te despide con un gran abrazo
Y sólo pides unos minutos más.
Te lamentas que no están
Todos aquellos personajes
Que te han acompañado,
Siempre, a veces, nunca.
Es un evento muy importante.
Nuevamente el cielo le abre el portal
A un integrante de las nubes.
Te estás uniendo a la inmortalidad.
Y consideras que es necesario festejarlo.
Dejas atrás una vida
Y entras en otra.
Durante los últimos tiempos
Habías rogado que la parca
Llegara y pusiera fin al sufrimiento.
El dolor atravesaba tu cuerpo.
Y llegabas al punto de perder tu aliento.
Sin embargo, en días de sol
Pedías por una salvación
Con recompensa en la tierra.
Esos días sí que existía ese dios
Todo omnipotente.
Pero cuando la morfina no hacía efecto,
No creías en milagros,
Ni te abandonabas a la fe celestial.
Entonces, todo se reducía a tus creencias.
Y convivías con en pesar de tus años
Y de tu cautivante enfermedad.
Los médicos tenían las miradas del adiós
En cada sesión te convertías en experto.
Quienes te amaban sentían dolor,
Y creían que estando a tu lado solucionarían
Todos tus benditos problemas.
Nadie comprendía verdaderamente
Cómo era aproximarse al final,
Soñar con el largo y sinuoso camino.
Pero, a no desviarse.
Tenías una visita importante.
Vestida muy elegante,
Y con porte de caballero andante.
Sus ropajes oscuros hacían contraste.
Su mirada profunda era cautivante.
Conduciría el barco hasta la otra orilla,
Y te despediría con buen semblante.
Charlaron animadamente unos minutos,
Te dijo recuerda cada momento
Mientras oímos el preciado viento.
Cuando conozcas a los ángeles,
No habrá nada más impactante,
Te olvidarás de tu vida terrenal,
No querrás volver te lo prometo.
La perspectiva era interesante,
Solías aceptar las buenas ofertas.
Pero consideraste que era el momento de regatear.
Lo invitaste a cenar,
Le propusiste conocer a tu familia,
Y por él brindar.
Pasarías la última noche con tus amados,
Y le demostrarías un atisbo de lo que no ha logrado.
Con una sonrisa aceptó, estaba sin palabras.
De todos sus pasajeros,
Eras quien lo había hecho primero.
No estabas para nada equivocado.
Que delicia de noche habían disfrutado.
La historia de un viejo compañero te había salvado,
Y él pudo ver por fin,
Lo que es estar humanizado.
Por más que su rostro lo esconda,
No es más que la muerte en su ronda.
No tiene sentimientos,
Y no usa al amor como alcoba.
Pero al ver la felicidad en tus ojos,
Y sentir de repente un poco de ella en su corazón,
Se apiadó de todos aquellos sentados a su alrededor.
Prometió que volvería pronto,
Y les advirtió a todos que no lo dejaran solo.
Se había hecho tu amigo,
Le habías dado algo nunca sentido.
Y con esos golpes fuertes en el corazón,
Fue a poner en juego su profesión.
Y durante esos días hizo lo que nunca,
Caminó, bebió, miró, se maravilló,
Y lo que resulta más sorprendente,
Se enamoró.
De una bella muchacha de la vuelta,
Con cabello largo color café,
Ojos de almendras y un hermoso bebé.
El tiempo pasaba, y no te volvió a buscar,
No todavía, no se iba a animar.
El intercambio había sido exitoso,
Unos meses más por un atisbo de vida.
La muerte se dio cuenta
De que en verdad nada era mentira.
Que la vida con sus defectos,
Es más hermosa que la armonía.
Y que para todos lo mejor que tenemos,
Es el amor de nuestra familia.
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